“Un personal shopper inmobiliario es el profesional que defiende los intereses de una de las partes involucradas en una operación inmobiliaria, la del comprador. Es decir, se pasa de la intermediación como la hemos entendido hasta ahora en el sector inmobiliario tradicional a la representación de solamente una de las partes”, explica Enric Jiménez, presidente de la Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliario (AEPSI) y CEO de Somrie, la empresa pionera del sector en el país.
El concepto es importado del mundo anglosajón y de buena parte de los mercados inmobiliarios europeos. Pero en España es relativamente reciente. La primera empresa especializada data de 2010, en plena crisis.
Pero ya en 2013 el sector había crecido lo suficiente como para crear una asociación profesional. Y todo indica que su expansión será significativa en los próximos años.
El personal shopper inmobiliario se enmarca en el contexto de la representación. Ya no es un solo agente inmobiliario quien hace de intermediario entre quien vende y quien compra. Sino que cada una de las partes cuenta con su propio personal representante. “Cada uno defiende los intereses de su cliente, pero es fácil que se entiendan porque los dos hablan el mismo idioma”, indica Jiménez.
El servicio del personal shopper inmobiliario es global, un acompañamiento a lo largo de todo el proceso de compra e incluso más allá. De entrada, se identifican las características de la vivienda que se desea y se ayuda al futuro comprador a definir qué precio puede asumir según los ahorros y la capacidad de endeudamiento de que disponga.
A partir de ahí se inicia la búsqueda del inmueble perfecto para ese cliente. “Si el comprador acude a un agente inmobiliario, este intentará venderle lo que tenga en cartera. Pero en el caso de un personal shopper inmobiliario se accede al 100% de la oferta que hay en el mercado, porque contemplamos viviendas de todo tipo: de particular, de inmobiliarias, de banco…”, clarifica el experto.
Una vez encontrada la vivienda, y antes de hacer una oferta firme, se ofrece también un servicio técnico y legal. Si la vivienda y el edificio cumplen la normativa y han pasado las revisiones pertinentes, si está al día de pagos e impuestos, etcétera.
“Puedes ver una vivienda cuya instalación eléctrica aparentemente funciona, pero quizá esté obsoleta y no aguante electrodomésticos potentes. O hay aluminosis, cañerías de plomo o una caldera defectuosa. También comprobamos si hay algún tipo de carga, repasamos las actas de comunidad por si hay previstas derramas extraordinarias, etcétera.
Nosotros nos encargamos de revisar todo ese tipo de cosas para evitar sorpresas desagradables a posteriori”, afirma el presidente de AEPSI. “Además, toda esa información se convierte también en argumentos sólidos a la hora de negociar el precio final de venta”.
El personal shopper inmobiliario asesora también en el momento de la firma de los contratos de arras. Se asegura de que no haya cláusula abusivas ni contrarias a la ley y se encarga de la gestión documental que se precisa para la notaría.
“Gestionamos la cédula de habitabilidad, certificados energéticos y de la comunidad de propietarios, seguros de vida y de vivienda y todo lo que entra dentro de una operación inmobiliaria.
Si el cliente lo requiere, asesoramos también en la negociación de hipotecas. Todo lo necesario, hasta acompañamos en la firma ante notario”, especifica Jiménez. “Aún prolongamos nuestra ayuda más allá. Nos encargamos de tramitar todos los cambios de nombre de suministros y ante la administración. El cliente escribe su carta a los reyes magos y firma. Del resto nos ocupamos nosotros”.
El precio del servicio de personal shopper inmobiliario depende, sobre todo, de la complejidad de la búsqueda de la vivienda. Cuantos más requisitos tenga el cliente, más costará de encontrar y más tiempo habrá que dedicar.
Para cada caso se establece una tarifa fija desde el principio, de la que se adelanta un porcentaje para empezar a trabajar. “En contra de lo que muchos creen, el personal shopper inmobiliario no es un servicio elitista en absoluto. Al contrario, nuestros honorarios están dentro del presupuesto previsto por el cliente”, enfatiza Enric Jiménez.
“Nuestros clientes van desde quienes buscan una primera vivienda de 150.000 euros a quienes desean un ático de lujo. Es cierto que solemos tener más demanda en el rango de alto nivel adquisitivo, pero es más por su falta de tiempo que porque nos dirijamos solo a ellos”.
Se trata, a su parecer, de una cuestión cultural: “Podemos gastarnos mil euros en un móvil sin pensárnoslo dos veces pero nos cuesta pensar en pagar por un asesoramiento en la compra más importante de nuestra vida”. En este sentido, los clientes extranjeros sí que requieren de manera más habitual los servicios de los personal shoppers inmobiliarios.
“Por una parte, porque desconocen el mercado y el funcionamiento administrativo del país y solicitan ayuda en estos temas. Pero también porque suelen estar más acostumbrados a pagar por servicios. Tienen clara la importancia de un buen asesoramiento antes de firmar una hipoteca o la compra-venta de una vivienda”, dice Jiménez.
La Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliario cuenta ya con más de cincuenta miembros, pero se calcula que en toda España existen actualmente más de 500 personal shoppers inmobiliarios, entre quienes se dedican a ello de manera exclusiva y las agencias inmobiliarias que ofrecen también este servicio.
“Lo importante es ofrecer un servicio de calidad, que puede complementar otras actividades de la agencia inmobiliaria, pero no sería aconsejable para el caso de un solo agente con pisos en cartera porque resultaría claramente contradictorio. Para una agencia mediana con profesionales diferenciados en este área o como servicio profesional exclusivo es sin duda un sector con mucho futuro”, concluye Jiménez.